En la cuarta semana...
Reflexión
Hoy comienzo la cuarta semana en aislamiento social decretado por el gobierno, como medida preventiva para combatir el Coronavirus. Algunos pudieran describir este periodo como un encierro, acuartelamiento, tortura o castigo. Puedo decir que este tiempo ha sido intenso y agotador. He tenido días buenos, regulares y no tan buenos. No me malinterpreten, estoy rodeada de la gente que amo; mis hijos y esposo. Sin embargo, extraño la rutina en la mañanas con los niños para llevarlos a la escuela, la oficina, los amigos, celebrar mi cumpleaños y el de mi hijo (en marzo) y abrazar al resto de la familia. Extraño el trafico, caminar por la calle, ir a comer pizza, comprar un café y un pastelito, o simplemente ir al supermercado sin filas para entrar.
Me estruja el corazón cada mañana que mi hijo de cuatro años me pregunta "mami, hoy voy a la escuela". Verlo jugar dentro del apartamento sin poder ir a un parque se convirtió en prueba superada. Lo miro y recuerdo que todo esto será pasajero, vendrán mejores momentos y jugaremos al aire libre pronto. La niña siempre ha sido muy hogareña así que, el no poder salir no ha sido tan malo, al menos eso es lo que demuestra. Eso sí, extraña a sus amigos de la escuela. Anoche me pidió ayuda para convocar a sus amigos a una videoconferencia en la semana. Ella quiere hablar con ellos y preguntarle, qué han hecho en estos días, qué ha sido lo mejor y qué ha sido lo peor en esta época de Coronavirus.
Mis hijos me retan día a día, me enseñan a tener esperanza, fortalecen mi alma y me aman incondicionalmente. En estas semanas hemos tenido altas y bajas, pero nunca nunca, hemos dejado de darnos un abrazo y un beso de buenos días/noches. Es el perdón mas puro y genuino que existe, el de los hijos y sus padres. Casualmente esta nueva semana de toque de queda coincide con la Semana Santa. Ojalá podamos todos sacar tiempo (que lo tenemos) para reflexionar sobre lo frágil que es la vida y como esta pandemia amenaza al mundo. Aprovechemos y contactemos a los que amamos, y hagamos los planes para cuando podamos vernos todos nuevamente.
En esta cuarta semana...
Me propongo a ser paciente, mucho más paciente.
Recordaré que esto algún día terminará.
Finalizaré el libro que comencé a leer hace meses.
Seguiré apoyando a mis hijos en el proceso educativo en el que cada uno se encuentra.
Continuaré trabajando de forma remota con energía, así también atendiendo a mis estudiantes.
No dejaré que la lista de cosas por hacer me perturbe. Si se hacen fabuloso y si no las hago pues, será para el día siguiente.
"Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida". Proverbios 4:23
Espero todos sigan bien, protegidos en sus hogares.
Aquí se despide una aprendiz para toda la vida.
Hoy comienzo la cuarta semana en aislamiento social decretado por el gobierno, como medida preventiva para combatir el Coronavirus. Algunos pudieran describir este periodo como un encierro, acuartelamiento, tortura o castigo. Puedo decir que este tiempo ha sido intenso y agotador. He tenido días buenos, regulares y no tan buenos. No me malinterpreten, estoy rodeada de la gente que amo; mis hijos y esposo. Sin embargo, extraño la rutina en la mañanas con los niños para llevarlos a la escuela, la oficina, los amigos, celebrar mi cumpleaños y el de mi hijo (en marzo) y abrazar al resto de la familia. Extraño el trafico, caminar por la calle, ir a comer pizza, comprar un café y un pastelito, o simplemente ir al supermercado sin filas para entrar.
Me estruja el corazón cada mañana que mi hijo de cuatro años me pregunta "mami, hoy voy a la escuela". Verlo jugar dentro del apartamento sin poder ir a un parque se convirtió en prueba superada. Lo miro y recuerdo que todo esto será pasajero, vendrán mejores momentos y jugaremos al aire libre pronto. La niña siempre ha sido muy hogareña así que, el no poder salir no ha sido tan malo, al menos eso es lo que demuestra. Eso sí, extraña a sus amigos de la escuela. Anoche me pidió ayuda para convocar a sus amigos a una videoconferencia en la semana. Ella quiere hablar con ellos y preguntarle, qué han hecho en estos días, qué ha sido lo mejor y qué ha sido lo peor en esta época de Coronavirus.
Mis hijos me retan día a día, me enseñan a tener esperanza, fortalecen mi alma y me aman incondicionalmente. En estas semanas hemos tenido altas y bajas, pero nunca nunca, hemos dejado de darnos un abrazo y un beso de buenos días/noches. Es el perdón mas puro y genuino que existe, el de los hijos y sus padres. Casualmente esta nueva semana de toque de queda coincide con la Semana Santa. Ojalá podamos todos sacar tiempo (que lo tenemos) para reflexionar sobre lo frágil que es la vida y como esta pandemia amenaza al mundo. Aprovechemos y contactemos a los que amamos, y hagamos los planes para cuando podamos vernos todos nuevamente.
En esta cuarta semana...
Me propongo a ser paciente, mucho más paciente.
Recordaré que esto algún día terminará.
Finalizaré el libro que comencé a leer hace meses.
Seguiré apoyando a mis hijos en el proceso educativo en el que cada uno se encuentra.
Continuaré trabajando de forma remota con energía, así también atendiendo a mis estudiantes.
No dejaré que la lista de cosas por hacer me perturbe. Si se hacen fabuloso y si no las hago pues, será para el día siguiente.
"Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida". Proverbios 4:23
Espero todos sigan bien, protegidos en sus hogares.
Aquí se despide una aprendiz para toda la vida.
Me aplico lo que describes en esta publicación. Cuando regrese a mi trabajo remoto el próximo lunes, a realizarlo con entusiasmo y energía. Y como dice el refrán, no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista. Esto también pasará…. Somos sobrevivientes del “boricua walking dead” luego del huracán María… A Guandita, le pasaremos factura en noviembre, por tomar decisiones a la ligera y al garete sin dar tiempo a prepararnos adecuadamente.
ResponderBorrarSaludos, me encanta esa actitud. Así debemos todos intentar pensar para sobrellevar esta situación de la mejor forma. GMR
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